Una de las grandes preocupaciones de los dueños es que su perro se escape. Ante este temor, muchos terminan por no soltar a su mascota por miedo a perderla.
En este artículo damos algunos consejos prácticos para combatir este temor.
El nombre
El problema principal proviene del hecho de que muchos amos creen que su perro se identifica con su nombre, lo que debería llevarle a regresar tan pronto como se lo llame.
En realidad, el único ser que tiene conciencia de sí mismo y se reconoce como tal es el hombre. En el caso del perro, el nombre no es más que una interacción positiva con su entorno. Esta es una de las razones por las que se recomienda elegir un nombre corto y fácilmente pronunciable.
Una premisa fundamental es no utilizar su nombre para reprenderlo, pues el perro debe asociar su mote con algo placentero, para que acuda con alegría y confianza cuando se lo llame.
Integración familiar
Al analizar el contexto de los perros fugados de su familia, se comprueba que se trata de perros que sus amos no han integrado a la vida familiar. Perros confinados en un jardín o que se les deja en la perrera durante toda el día. El establecer una interacción positiva con el perro debe iniciarse desde cachorro.
Se recomienda, por ejemplo, nombrarlo cuando se le va a dar de comer, al invitarlo a jugar, antes de salir de paseo, al acariciarlo y reitero, nunca decir su nombre en situaciones negativas, de reto u ofuscación.
El tono de las palabras
Cuando se llama al perro es importante que el tono transmita satisfacción, debemos recordar siempre: para el perro lo que decimos tiene menos importancia que el tono en que lo expresamos.
A menudo el desconocimiento lleva al amo a transmitir informaciones incoherentes o en la única forma en que no debía. El desgañitarse llamando a su perro, y sobre todo al que acostumbra a escapar, obtiene el efecto contrario: el huidizo se aleja cada vez más, y no habrá nombre ni apodo que sirva.
Los mensajes corporales
Si el perro tarda en volver, en acudir al llamado, el amo se impacienta, se crispa y su rostro señala ya el castigo que espera al animal cuando regrese. Ahí está una de las razones —quizá la más importante en ese momento— para mantener la distancia, alejarse o esconderse. Lo correcto consiste en convertirse en algo más atrayente que el entorno.
Para conseguir que un perro vuelva sin problemas se debe iniciar las prácticas en condiciones favorables.
Transferir la preocupación
Las primeras veces que se suelta al perro (conviene hacerlo de cachorro) es importante no quedarse quieto en un lugar. Mientras el perro huele y corretea se debe buscar un árbol u otro sitio para esconderse. Se puede llamar al perro una vez y esperar que éste nos busque y acariciarlo efusivamente cuando nos encuentre.
De esta manera se crea un mecanismo por el cual el perro debe estar pendiente del amo. El perro por más que se aleje, cada tanto regresará para verificar la presencia de su dueño, pues éste puede desaparecer.
La postura de llamada
Soltar al perro en condiciones que permitan estar plenamente tranquilo, un centro de un bosque o parque para eliminar la preocupación de la carretera es ideal. Al cabo de unos minutos, adoptar la postura de invitación al juego (agachado) y llamar al perro.
La espera y el reenvío
Estimular tranquilamente y sonriendo hasta que llegue, y entonces acariciarlo entusiastamente, reenviándolo luego a jugar. Un error frecuente es asociar llamada con el hecho de volver a poner la correa [la ‘traílla’] al perro. Eso le hace interpretar que, al acudir, termina el paseo.
La recompensa
Cualquiera que sea el tiempo que tarde su perro en regresar, recompénselo. Un castigo inflingido por un retorno perezoso creará la asociación: regreso y situación desagradable.
Ante la desobediencia
Si su perro está entretenido jugando con otro perro, no se desgañite llamándolo, destruirá la asociación aprendida entre señal de llamada y regreso. Trate que su perro lo visualice y cambie notoriamente de dirección caminando con paso firme, en sentido contrario, y no deje de acariciar a su perro cuando acuda, aunque demore mucho en hacerlo.